jueves, 8 de diciembre de 2011

'Lioness Hidden Treasures': exhumando el cadáver de Amy




Sí. Cuando el pasado 23 de julio nos enteramos de la noticia de su muerte, sabíamos perfectamente que esto iba a pasar. La industria discográfica nunca ha tenido escrúpulos para exprimir hasta la última gota los cadáveres que ha ido acumulando en su armario. Siempre fue así, y así seguirá siendo. Desde los tiempos de Elvis hasta los de Cobain, y ahora también en los de Amy. Y entre lo que se alargó la investigación para saber las causas de la muerte y la proximidad de las fechas navideñas, tenían que actuar rápido. Pero ahí lo tienen, con un lacito, y a puntito para ser lanzado como carnaza ante la masa envenenada por la inyección de estímulos consumistas de estas fechas. En los primeros días desde su lanzamiento, ya se ha ubicado en el nº 1 de ventas en las listas británicas, como no podía ser de otra forma. Unos lo podrán llamar tributo merecido; otros lo llamarán necrofilia indecente...


Sea como sea, me niego a pensar en 'Lioness: Hidden Treasures' como el "disco póstumo" de Amy Winehouse. Podéis llamarlo 'recopilatorio de rarezas', si queréis, pero en ningún caso os penséis que esto es el tercer disco de la carrera de Amy. Es, simplemente, un ejercicio inconexo de tomas alternativas de canciones que ya conocíamos ('Valerie', 'Wake Up Alone', 'Tears Dry'...), canciones que quedaron fuera de sus 2 discos ('Half Time'), versiones de clásicos ('Will You Still Love Me Tomorrow?' de las grandiosas Shirelles; 'A Song For You' de Leon Russell; 'Our Day Will Come' de Ruby & The Romantics; el 'Girl From Ipanema' de Jobim que Amy grabó a los 18 años...), y 3 canciones propiamente nuevas: un par de temas que preparaba para su tercer disco ('Between The Cheats' y 'Like Smoke', junto al rapero y amigo Nas) y el dueto con Tonny Bennet ('Body And Soul').


La producción del disco ha corrido a cargo de sus colaboradores habituales Mark Ronson y Salaam Remi, y ha sido supervisado por la familia Winehouse. Con todo, escuchar a Amy continúa siendo un delicioso ejercicio de placer auditivo y anímico. Sinceramente, y aunque por su escasa trayectoria se hagan difíciles las comparaciones, creo que la Winehouse tenía potencial vocal y artístico para haberse situado a la altura de las grandes voces de la historia del soul y del jazz como Billie Holiday, Sarah Vaughan, Dinah Washington, Aretha, Etta James... y aunque este disco sea un auténtico cajón de sastre de corta y pega, bienvenidas sean estas macedonias sónicas para recordar la grandeza de una artista devorada por sus propias aristas...








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