Deambulando por la sabana, un leopardo siempre acaba encontrando presas sorprendentes que llevarse a las orejas. Y muchas veces el azar juega un papel fundamental. No sé bien si fue por la portada que me recordó a los cuadros de Arcimboldo. O porqué hubiera escuchado a alguien hablando bien de ellos. O, simplemente, por esas fuerzas invisibles que nos llevan a actuar de un modo preciso justo en el momento adecuado. Pero la cuestión es que este cuarteto de Londres entró hace pocas semanas en mi guarida, y creo que lo hizo para quedarse.
The Clientele llevan sacando discos desde el año 2000, si bien empezaron su andadura musical en 1991, con diferentes formaciones y nombres (empezaron como The Butterfly Collectors). En la última década, han editado seis álbums (contando éste, que salió el año pasado), y dicen estar influídos por bandas como Love, Zombies, Galaxie 500 o Felt. Ahora en formato de cuarteto, en este disco se mueven en terrenos pop-folk de extrema delicadeza, marcados por las voces reverberadas de Alasdair MacLean y las atmósferas difuminadas de canciones que masajean hasta el más recóndito de tus sentidos. Algunas de tono más vivo y afrancesado ('I Wonder Who We Are', 'Share The Night'), y otras de una fragilidad a flor de piel ('Jennifer & Julia', 'Bonfires On The Heath', 'Never Anyone But You', 'Walking In The Park'...). Pero todas ellas, dignas de ser escuchadas cerrando los ojos y sintiendo una maravillosa sensación de relax y despreocupación por el intranscendental mundo exterior...
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