Siempre defiendo que la vida funciona a base de casualidades, y que no hay nada que valga la pena en el mundo que no tenga que ver con el azar. Y este segundo disco de la cantautora de Portland Laura Gibson me vuelve a dar la razón: hace 5 días no había oído hablar de ella en la vida. Hace 5 días estuve tentado de no ir finalmente al concierto de Port O'Brien, ya que les había visto 2 veces en menos de 10 meses y me daba algo de pereza cruzarme la ciudad en martes laborable para asistir al show. Hace 5 días opté finalmente por ir, aunque no pude disfrutar demasiado de su delicada música, por culpa de la bandada de cotorras impresentables que invadieron la sala, faltando completamente al respeto al resto de la audiencia y, sobretodo, a la artista que intentaba regalarnos su música de la manera más adecuada posible. Y hace 5 días la casualidad quiso que conociera a alguien sobre el escenario al que nos invitaron a subir los Port O'Brien en 'I Woke Up Today'. Alguien que al final del concierto quiso comprarse un CD de los californianos y, casi sin quererlo, eso me llevó hasta el tenderete y me provocó el impulso de comprarle el CD a la Gibson de manos de la propia artista, y bajo su sugerencia de que me llevara éste, que era el último y del que mayoritariamente había tocado canciones esa noche. Así, casualidad tras casualidad, ahora me encuentro delante del teclado gozando y escribiendo sobre esta deliciosa maravilla que hace 5 días que escucho sin parar...
'Beasts Of Seasons' es el segundo LP de esta norteamericana, que también ha colaborado junto a otros artistas como The Dodos o Ethan Rose. Concebido como los antiguos (y ahora nuevamente tan de moda) discos de vinilo, consta de dos caras: la primera, 'Communion Songs', consta de 4 canciones sobre la búsqueda de elementos externos, sea en la pareja, sea en la familia, sea en la religión... la segunda parte, 'Funeral Songs', sobre la aceptación de la soledad que al final nos espera a todos. De hecho, la muerte es el nexo común entre las dos partes del disco.
Y si bien muchos podrán considerarlo un disco tétrico por su temática, lo cierto es que a nivel formal es una auténtica exquisitez, al nivel de otras musas leopardas como Alela Diane, Cat Power, Joan As Police Woman, Cheyenne Mize... la voz y los particulares registros vocales de Laura (que son más susurros que cantos) le dan al disco una atmósfera de intimidad sobrecogedora. La sonoridad folk (en algunos momentos lo-fi; en otros, acompañada de pomposos vientos y cuerdas, o slide guitars country) es un auténtico masaje espiritual que proporciona una paz interior extrema. Y, para completar el regalito, se hace acompañar de otros músicos locales como Danny Seim (Menomena) o Shelley Short, o incluso de la mismísima Laura Veirs. Un nombre que salió en la conversación post-concierto del martes. ¿Más casualidades? Bienvenidas sean...
3 comentarios:
Diva leoparda, sin duda. Preciosa!
Discazo!!
Una verdadera delicia,
gracias leopardos!!
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