"Backspacer", la nueva genialidad de Pearl Jam

"Backspacer" es el noveno disco de estudio de los de Seattle. O sea, desde hace 18 años, fecha en que se publicó su magnífico debut "Ten", su promedio de edición de álbums es de dos años. Algo que, para los tiempos que corren, no está nada mal.
Si su tripleto inicial fue incomensurable (su segundo disco, "Vs.", sigue siendo mi preferido de su discografía, y "Vitalogy" también es antológico, pese a un par de marcianadas que sobraban), los tres elepés siguientes supusieron una etapa de cambios, a veces incomprendidos por los fans de sus inicios (y alabados por todo lo alto por alguna revista modernilla y odiosa...). Reconozco que en un primer momento no me entraron bien ni "No code" ni "Yield", pero poco a poco aprendí a apreciarlos. Sus dos siguientes discos, "Binaural" y "Riot Act" seguían por la senda introspectiva abierta en los precedentes, aunque quizás este último es el más flojo de su discografía (pese a no estar nada mal: Pearl Jam no han hecho nunca un mal disco).
El renacimiento de la banda se hizo realidad hace un par de años con su disco homónimo. Volvía la rabia y las guitarras de antaño, y la gira mundial que pasó por Barcelona fue simplemente la mejor desde sus ya lejanos inicios. Prueba de ello es el imprescindible DVD "Imagine in Cornice", grabado durante su gira italiana.
Ahora llega "Backspacer", y las sensaciones no pueden ser más buenas. Los cuatro primeros temas son un puñetazo al estómago: directos, sin concesiones. Pearl Jam en estado de gracia. Los siguientes ya bajan de revoluciones, pero su calidad siguen siendo alta, muy alta. Quizás a algunos no les guste el Vedder más intimista (excelente su disco en solitario), pero un servidor sí que sigue prendado de esta otra faceta. Así pues, a nivel global, "Backspacer" sería incluso superior a su ya notable predecesor (no así en ciertas canciones: algunas de ellas superan a las de "Backspacer", pero otras no son tan acertadas).
Estoy seguro que todo seguidor de Pearl Jam coincidirá conmigo en que, tanto en directo, como en estudio, es muy difícil salir decepcionado con algo creado por ellos.
Por si fuera poco, al comprar el CD original (cosa que cada vez hago menos, todo sea dicho), nos entregan un código para descargarnos un par de conciertos del grupo, a elegir entre una extensa y variada lista. Tras comparar los setlists (algunos totalmente distintos), opté por los bolos de Hartford y Candem. Un total de 60 canciones de diferentes épocas, que no es moco de pavo...