Cualquiera que haya seguido mínimamente este blog sabrá perfectamente de la especial debilidad que siente este leopardo verde por Port O'Brien, desde que les conoció hace justamente un añito. Así que en cuanto supe que editarán su tercer disco el próximo 2 de octubre me lancé a la selva de nuestros tiempos para degustarlo, y compartir su digestión con los lectores leopardos.
Se trata de un manjar agridulce. Agrio, por las circunstancias que han rodeado su grabación; y dulce, muy muy dulce, por el resultado sónico que han provocado esas tristes circunstancias. Resulta que, a principios de 2009, tras las múltiples giras y éxitos cosechados por el maravilloso 'All We Could Do Was Sing' (2008), la banda de San Francisco se puso manos a la obra con su nuevo disco, radiante de ilusión y energías positivas. Pero el estado de ánimo del grupo cambió radicalmente cuando Cambria (mitad femenina-compositiva de la banda) perdió a su hermana pequeña.
Lo que era euforia vital se convirtió en introspección. En nostalgia. En tristeza. Y todo eso se reflejó en las nuevas canciones, que la banda decidió grabar en un pequeño estudio de su amigo Jason Quever (Papercuts) en San Francisco, con tal de recoger mejor esos sentimientos introspectivos que acompañaban la grabación. En esta coyuntura se engloban preciosos temas llenos de melancolía como 'High Without The Hope' o 'In The Meantime', donde cuerdas o violines refuerzan las sentidas armonías vocales de Van y Combria, que por momentos me recuerdan a la ingravidez sonora de Beach House ('Threadbare', 'Next Season', 'Darkness Visible').
Conforme pasaron las semanas y la banda fue asimilando y superando el drama, también se fue levantando el ánimo. Y fue entonces cuando los Port O'Brien decidieron coger aire y levantar el vuelo, y se fueron a Los Angeles para completar el disco junto a Aaron Espinoza. Estos son temas en que el grupo recupera fuerza, liberación o esperanza, aunque sin llegar en ningún momento al clímax de su himno 'I Woke Up Today': 'Sour Milk, Salt Water', 'Leap Year', 'Oslo Campfire' o 'My Will Is Good' fueron grabadas entonces, completando un precioso disco que amanece oscuro y va viendo salir el sol, poco a poco. Como la vida misma...
No hay comentarios:
Publicar un comentario