Si el azar me hace topar de morros con un disco de un grupo con este nombre, comprenderéis que este leopardo verde le tenga que hincar el diente por narices. Debía hacerlo, y punto. Y es que, ni que sea por solidaridad y empatía, había que pegarle una escucha. Lo bueno es que al final no le pegué una escucha, sino dos; y tres; y cuatro...
Para más casualidades, resulta que la banda en cuestión es de San Francisco, que desde este último verano es ciudad amiga. No porque este leopardo tenga tendencias arco iris, sino por cuestiones puramente hedonístico-estivales. Se fundaron en 2001, llevan 6 discos publicados, y el alma matter del grupo son Donovan Quinn y Glenn Donaldson.
En este caso, se acompañan de Jason Quever, de The Papercuts, que además ha puesto el estudio de grabación. El disco recuerda a un antiguo miembro del grupo, que de hecho no tocaba ningún instrumento, pero estaba ahí dando soporte intelectual y estético. La música se mueve entre el folk, el sonido Americana y la psicodelia. Y lo cierto es que entra muy bien en el crepúsculo de jornadas intensas, cuando uno ya sólo quiere echarse entre los matojos de la Sabana a reposar y fantasear sobre mundos etéreos y sin preocupaciones. Entre cielos verdes y ojos felinos...
2 comentarios:
Gracias muchas!
De nada a montones!
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