Acabo de volver de un viaje relámpago a Madrid para ver a Jane's Addiction y Rage Against The Machine en el festival Rock in Rio. Antes de entrar en la parte musical, me gustaría elogiar a la organización de dicho evento, así como al metro de Madrid, mil veces más eficiente (y además más barato) que el de Barcelona.
Para llegar hasta Arganda del Rey, localidad a las afueras de la capital, tomé unos de los numerosos autocares gratuitos que salían del Bernabeu. Una vez en el recinto, enorme, me sorprendí gratamente al comprobar que no habían colas de ningún tipo: ni para los lavabos, ni para pedir tickets, ni para comprar comida ni bebida. Inaudito. También es cierto que la entrada de ayer ha sido la más baja hasta la fecha (30.000 personas, que tampoco es moco de pavo).
En fin, que entre comprar bebida y un bocata, al llegar al escenario Mundo, el más grande y alejado de la entrada, me quedé sin ver a Cypress Hill, que actuaron poquísimo rato (no llegaron a una hora). En fin, no estaba allí por ellos, sino por los dos grupos siguientes.
Pude colocarme sin ningún problema entre las primeras filas para disfrutar de Jane's Addiction, que empezaron incluso unos minutos antes de la hora prevista. A toro pasado, debo decir que aunque disfruté mucho del bolo, no fue lo mismo que cuando los vi hace siete años en Razzmatazz 1. Seguramente fue porque el público estaba muy frío (la gran mayoría esperaba a Rage Against The Machine), y porque el cantante Perry Farrell no parecía tan entregado como en otras ocasiones. Fue un gran concierto, en el que tocaron cuatro temas de sus tres primeros elepés (y ninguno de su más reciente "Strays", algo significativo). También fue corto, pues apenas superó la hora. Farrell, contoneándose provocadoramente como es habitual en él, se dejó acompañar por dos bailarinas asiáticas cañón. Pero incluso este numerito parecía algo impostado, no me acabó de convencer.
En cambio, el nuevo bajista, Duff McKagan (ex Guns N' Roses), pese a lo chupadísimo que estaba, demostró un poderío a las cuatro cuerdas y una actitud demoledora.
Por su parte, el estupendo guitarrista Dave Navarro se movió más de lo habitual, cosa de agradecer. Y la máquina de Stephen Perkins a la batería también rindió como suele acostumbra: a todo trapo. Por tanto sólo falló la voz y actitud de Farrell, que no dejó de beber una botella de vino en todo el concierto. Quizás si el público hubiese estado más receptivo se hubiese entregado más. Lo único que dijo, aparte de dar las gracias, es animar a los Lakers...
Lo que tengo claro es que un festival de estas características no es el lugar más idóneo para escuchar a este grupo. Me queda por ver la actuación grabada por la tele, a ver si mejora mi opinión. Eso sí, sonaron todos sus clásicos.
Y luego, con unos veinte minutos de retraso, llegaron Rage Against The Machine. Era la tercera vez que los veía, y por tercera vez volvieron a noquearme. No creo equivocarme al afirmar que seguramente éste será mi concierto del 2010.
Pese a no presentar nuevas canciones (Jane's Addiction tampoco), Zach de la Rocha y sus tres compañeros consiguieron hacer lo que parece imposible: que 30.000 cuerpos salten al unísono todos y cada uno de sus temas. Me encontraba un poco más alejado esta vez, pero no me salvé de los pogos, los empujones y los saltos. Por un momento volví a mi adolescencia y me vi botando sin poder parar. La gran lástima es que el grupo no dejó grabar para la televisión su tremebunda actuación. Fueron cayendo todos sus clásicos, incluso hubo sitio para un par de versiones (aunque se echó de menos el "How I could just kill a man" de Cypress Hill, que podían haber cantado con éstos, pese a que su batería tocó como invitado la percusión en un par de temas).
En fin, que fue una actuación grandiosa de principio a fin, musicalmente hablando.
Otras cuestiones serían las políticas, porque no deja de ser curioso que un grupo que pregona el anticapitalismo, se lucre a base de hacer giras sin tener ni siquiera un nuevo disco... Eso sí, no faltó la simbología habitual: estrella roja, puño cerrado en alto, el himno de la Internacional... Todo ello en medio de un festival hipermercantilizado... Pese a sus contradicciones político-económicas, RATM siguen siendo una auténtica bomba en directo. Un respeto total para ellos.
Salida desde el Bernabeu...
Autovía hasta Arganda del Rey. A lo lejos, Torre España
La entrada al recinto
Jane's Addiction con Perry Farrell en acción
Los tres fantásticos: Duff, Dave y Perry
Uno de los pocos momentos en que pude fotografiar a RATM
Una go-go de la zona electrónica
Fuegos artificiales para clausurar el festival