lunes, 28 de junio de 2010

Maika, 50 ft queenie




Los leopardos ya hace tiempo que profesamos nuestra devoción por Maika Makovski. Es casi inevitable, cuando una de nuestras divas por excelencia es PJ Harvey. Para acabarlo de rematar, cuando oímos hace unos meses que el tercer disco de la mallorquina lo iba a producir el mismísimo John Parish, se nos hizo la boca agua. Y cuando hará cosa de un par de meses lo empezamos a degustar, los deseos se hicieron realidad, que es una de las cosas más cojonudas que le puede pasar en la vida a los pobres mortales como nosotros.


Y es que todo lo apuntado en 'Kradiaw' y 'Kraj So Kóferot' se hace todavía mayor y más brillante y matizado en este tercer disco homónimo. Sí, claro que la mano de santo de Parish tiene mucho que ver, pero no nos engañemos: Maika ganó sus primeros premios maqueteros en plena adolescencia, y ya tiene los ovarios más que pelados de pisar escenarios y estudios. Y eso se nota cuando toca en directo, pero tambien cuando tiene que afrontar la grabación de un disco. Y aquí está espléndida, en la composición y en la interpretación, además de lo que es propiamente el sonido del disco, donde puede tener más influencia el trabajo del gran Parish.


Maika se pone las mil y una máscaras: la cruda ('Game Of Doses', 'Oh M Ah', 'Ruled By Mars'), la sensual ('Lava Love', 'Devil Tricks'), la dulce y melancólica ('The Bastard And The Tramp', 'Cars That Went By'), la contundente ('No Blood') o la infantil ('Friends', 'City Life'), pero siempre jugando al rock o al blues tremendamente sexy, pasional y árido, que tan bien encaja en este tórrido veranito que, afortunadamente, ya ha empezado. Y siempre será mejor vivirlo con una buena Maika a tu lado...



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