El 25 aniversario de su estreno era la perfecta excusa para volver a ver el rockumental más hilarante de la historia. Recuerdo habérmelo comprado en video junto a un disco de The Donnas, años atrás, en una tienda duty-free de un aeropuerto británico, y descojonarme de risa cuando lo vi por primera vez. Y eso que iba avisado por un par de amigos (uno de ellos, leopardo marronoso) que me habían machacado la cabeza con 1000 anécdotas y escenas del film. Y aunque quizás pierda el factor sorpresa, es de aquellas cintas que hay que revisar de tanto en cuanto.
Al principio, he alucinado en negativo, porqué al llegar a la sala unos 20 minutos antes de la proyección, estaba prácticamente vacía. Pero como por arte de magia, ha empezado a llegar gente, y al final estaba a reventar. Probablemente, la gran mayoría ya la habíamos visto, pero no en pantalla de cine, así que la predisposición era inmejorable. La putada es que el sonido de la copia en cuestión era bastante defectuoso, y ni mucho menos hacía honor al volumen con el que tocaban los Spinal Tap en sus días de gloria. Además, se me ha hecho realmente corta y he acabado con la sensación de que fuera una copia algo más corta que la original, cosa que tendré que corroborar con un nuevo visionado de mi copia en video.
Aún así, las risas estaban aseguradas con las andanzas de David St. Hubbins (guitarra y voz), Nigel Tufnel (guitarra), Derek Smalls (bajo) y compañía. El documental recrea la particular gira americana de presentación del disco 'Smell The Glove', con sus momentos buenos y no tan buenos, sus disputas internas y externas (con managers, novias, promotores...), sus manías, su maldición de los baterías, etc. Duros como el metal; auténticos como Milli Vanilli...
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