Tonight: Franz Ferdinand

Tras disfrutar como un enano del conciertazo que dieron el pasado noviembre en el desaparecido Espacio Movistar, esperaba con muchas ganas el tercer largo de Franz Ferdinand. He resistido a la tentación de acudir a internet para escucharlo antes del 26 de enero, fecho oficial de salida del mismo. Eso sí, el mismo día me encontraba puntualmente en la Fnac para hacerme con la edición especial con 8 remezclas extra (por el módico suplemento de 2 euros sobre el original).
En el mentado concierto, los escoceses presentaron casi la mitad de "Tonight". Lógicamente, se decantaron por los hits más cantados. Por ello me imaginaba que este álbum sería brutal, pero reconozco que me ha decepcionado un poco.
Vamos por partes. Como hecho positivo, es de agradecer que los de Alex Kapranos hayan querido hacer un disco diferente a sus dos precedentes. Porque por muy bueno que fuera "You Could Have It So Much Better", nadie me negará que no era una fotocopia de su también excelente debut.
En cambio ahora se han decantado mucho más abiertamente por el baile, el funk y los sonidos ochenteros (esos teclados...). A más de uno no le agradará este giro estilístico, pero es posible que ganen más adeptos. El problema no es este cambio de orientación musical, sino que en general los temas no son tan inspirados como los hitazos de antaño. Y eso en un grupo como éste se nota. Y duele.
En fin, no nos pongamos trágicos, pero lo que está clarísimo es que a parte de un buen puñado de temazos, el conjunto se revela demasiado irregular y menos inspirado de lo habitual. Una lástima, sí, aunque la producción y el sonido sean impecables.
Entre mis preferidas, figuran las indiscutibles "What She Came For" (imposible no parar de agitar la cabeza al escucharla), "Turn It On" (con esa adictiva línea de bajo), "No You Girls" (otro hit para la posteridad) y "Bite Hard" (tres cuartos de lo mismo).
En una categoría inferior (canciones aceptables, aunque no tan redondas) encontraríamos a "Ulysses" (no me acaba de gustar su estribillo), las ochenteras "Live Alone" y "Can't Stop Feeling", o la sorprendente "Lucid Dreams", que empieza 100% Franz Ferdinand y a mitad se convierte en algo totalmente electrónico (veremos si acaban sus conciertos en plan rave con ella...).
Finalmente, entre los temas descartables, encontramos los dos últimos del álbum, "Dream Again" (balada electrónica anodina) y "Katherine Kiss Me" (acústico sin mayor trascendencia), así como la más bien aburridas "Send Him Away" y "Twilight Omens".
Finalmente, el disco de remezclas (pese a tener nombres diferentes, son versiones de las anteriores) titulado "Blood" no tiene mayor importancia. Curioso y punto.
Por suerte, en directo cuentan con un repertorio de lujo...

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