Wooden Wand, 'James & The Quiet' (2007)

Hace ya un año que este disco retumba en mi cueva leoparda, y aún hay canciones que me hacen encorvar el espinazo y rugir a la luna. James Jackson Toth es el líder, alma, cerebro y corazón de esta banda, más que conocida en el circuito de cantautores de New York. Este verano ha editado en solitario el también destacable 'Waiting In Vain', del que hablaré en breve, pero eso ya es otro tema...



Toth deja atrás el artesanal mundo de las maquetas auto editadas y los sellos independientes para aliarse con una major y de esta manera su música ha podido llegar a muchísima más gente. En este nuevo y crucial giro en su carrera ha tirado de agenda y amigos y viene arropado por tres Sonic Youth (Thurston Morre edita, Lee Ranaldo produce y pone coros; y Steve Shelley se encarga de la batería); y nos ofrece una explosiva mezcla de folk bizarro, blues y rock de raíces en lo que me parece la obra cumbre de su prolífica carrera.



Y es que este James and The Quiet nos muestra todas las caras de este genial compositor. En los escasos cuarenta minutos que dura el disco Toth es capaz de alzar la voz contra la religión y sus capitostes (en «The Pushers»), o en favor de los menos afortunados (en «We Must Also Love The Thieves»); le da por escupir a las cámaras que nos enfocan impúdicamente (en la emotivísima «Spitting At The Camera»), por cantarle con nocturnidad al niño invisible que todos llevamos dentro («Invisible Children») o por dejar volar la imaginación y fabular un futuro mejor («Future Dream»).



Cabe destacar también la cálida y aterciopelada voz de su esposa Jex Thoth , puesto que todos y cada uno de los momentos más brillantes de este disco van asociados a la fusión de su voz con la de James, dibujando unos pasajes de una belleza que hace poner los pelos de punta. Así pues, parece que ha llegado la hora para que reine este príncipe de los desarrapados y Mesías de las cloacas de la Gran Manzana. Esperemos que los astros le sonrían.



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