Acabo de ver 'Control', recomendada hace pocos días por mr. Black Deaf Leppard en este mismo blog. Aunque me gustó más el documental de Grant Gee que también reseñamos en su día por
aquí, es un buen complemento (junto a la muy recomendable '24 Hours Party People', por supuesto) para meterse en el oscuro universo de Joy Division. Una banda de la que hace tiempo que tengo sus dos discos, pero a la que no recurro muy frecuentemente. Supongo que son de esos grupos que se tienen que escuchar en circunstancias muy especiales para disfrutarlos plenamente y sacarle todo el jugo (que es mucho) a su música. Y hoy llueve, y hace frío, y ha sido uno de aquellos días solitarios, ideal para inyectarse cercanos placeres desconocidos...
'Unknown Pleasures' es el que más me gusta de los dos. Supuso su álbum de debut, y tiene temazos imprescindibles de la banda como 'Disorder', 'She's Lost Control', 'Shadowplay' o 'Interzone', quizás la canción más punk de su discografía. El ambiente que se respira en las canciones es asfixiante, oscuro, angustioso y a la vez, poético, a partir de la increíble sensibilidad de Ian Curtis que transpiran sus letras. Las lineas de bajo son increíbles (y mira que son simples), y ese sonido hueco, metalizado y con un montón de ruiditos y matices, te permite enriquecer cada escucha del disco. Sin duda, en las tinieblas del alma deben sonar canciones como éstas.
'Closer' se editó un año después, otra vez con el productor Martin Hannet, y nuevamente para la Factory Records de Tony Wilson (aunque la banda había tenido ofertas millonarias de majors para editar su álbum). En estos días, Curtis ya vivía envuelto en una vorágine autodestructiva, totalmente deprimido por los problemas que le causaba su epilepsia, y la petición de divorcio de su mujer Deborah, tras conocer su relación sentimental con la belga Annik Honoré. En ese contexto es fácil entender réquiems como 'Isolation', 'Atrocity Exhibition', 'The Eternal', 'Twenty Four Hours'...
Curiosamente, el gran éxito de Joy Division, 'Love Will Tear Us Apart', se editó de manera póstuma, un mes después del suicidio de Curtis, aquél fatídico 18 de mayo de 1980. Al día siguiente, la banda iniciaba su primera gira por EEUU que podría haber supuesto el trampolín definitivo al éxito masivo que nunca tuvieron en vida (su concierto más voluminoso fue para 1.200 personas). Tras la muerte de Ian, Joy Division se convirtieron en banda de culto, y el resto de miembros formaron los exitosos New Order. Pero eso ya es otra historia...