lunes, 1 de diciembre de 2008

Clásicos 90's: Pavement, 'Crooked Rain Crooked Rain' (1994)


Amo a Pavement desde el día que les conocí gracias a un buen amigo (¿o fue de casualidad en una mediateca de préstamo? Máldita memoria de mosquito...). Ese aire desenfadado, semiamateur, desgarbado... esa ironía, esa intranscendencia, esa 'campechanidad' que te hace verlos como si fueran uno de esos compañeros de clase freakies que viven en su mundo... y, encima de todo, esas enormes canciones de pop psicodélico, raro, incluso cacofónico, con instrumentos que entran cuando parece que no deberían, o sonidos trabajadísimos pero que podrían colar como improvisados en una jam session estupefaciente.



'Crooked Rain, Crooked Rain' fue el segundo disco de los de Stockton, tras el también brillante 'Slanted & Enchanted' (1992). Y no sé si el ácido con el que lo debieron componer era más puro de lo normal, pero para mí este discazo está un punto por encima de los otros 4 que editaron: las canciones caminan solas, una tras otra, y te llevan a un viaje psicodélico, ecléctico y magnético. Desde el country alternativo de la genial 'Range Life', al free-jazz instrumental de '5-4=Unity', la psicodelia de 'Silence Kid' (erróneamente transcrita como 'Silence Kit' en la contra del disco), el pop desenfadado de 'Cut Your Hair', o la magia de mi canción preferida de la banda, la preciosa 'Stop Breathin'. Letras llenas de ironía y escepticismo que atacaban lo absurdo de la vida humana desde una perspectiva aparentemente más amable (aunque igual de corrosiva) que, por ejemplo, sus coetáneos del grunge. Banda impresicndible del indie americano de los 90, e influencia decisiva para decenas de bandas posteriores, incluídas la gran mayoría del boom del indie nacional: Inquilino Comunista, Planetas, El Niño Gusano, etc. Si escuchaste a los Alex & The Horribles (cuyo disco colgamos meses atrás en este blog, y a los que entrevistamos en exclusiva leoparda), te darás cuenta enseguida de la influencia decisiva de los californianos.

Hablar de Pavement es acordarme también del tormentón que echó por tierra el escenario de Benicàssim '97 mientras tocaban Urusei Yatsura (salieron vivos de milagro). Ellos tocaban después, como Blur o Veruca Salt, conciertos que quedaron suspendidos mientras la multitud despavorida huía histérica y casi en barca de la zona de acampada inundada. Suerte que les habíamos visto meses antes en Bikini, donde luego también pude ver a Stephen Malkmus en solitario, ya con Pavement disueltos...








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