Coincidiendo con la locura por los imminentes conciertos-negocio de U2, tremendo el artículo que publicaba ayer Ramon de España en El Periódico...
Bono y sus discípulos
RAMÓN de España
Que un grupo pomposo y ridículo como U2 agote en menos de una hora las entradas para un concierto multitudinario me deprime y me lleva a conclusiones apocalípticas sobre la época que nos ha tocado vivir (mañana se ponen a la venta las de la segunda misa en Barcelona y es previsible que suceda lo mismo). Si Nik Cohn acusaba al pobre Bob Dylan de haber acabado con la magia del rock & roll a través de lo que él consideraba unos sermones insufribles, yo he elegido a Bono como mi bestia negra y le considero el anticristo del pop. De hecho, son tantas las cosas que me molestan de este santurrón irlandés que no hay espacio en esta columna para enumerarlas.
Pasaré por alto sus canciones, aunque me saca de quicio el tono lírico-épico-trascendente que se gasta, para lanzar unas preguntas sobre su actividad social. ¿A ustedes les parece normal su obsesión por ser la salsa de todos los guisos humanitarios y musicales? ¿Tiene que dejarse ver constantemente en público aparentando que hace el bien? ¿Es necesario engancharse a personas decentes como Frank Sinatra, Roy Orbison o Leonard Cohen para intentar vampirizarlas? ¿Es de recibo instalar la residencia fiscal en Holanda para ahorrarse un dinerito y a sus compatriotas que los zurzan? ¿Es bonito dedicarse a la especulación inmobiliaria en Dublín? ¿Es ético reflexionar sobre la miseria mundial desde una mansión en Niza? ¿Está autorizado moralmente un millonario hipócrita a leerles la cartilla a los políticos sobre lo mal que hacen las cosas? ¿Hace falta ir por ahí con una gafas de sol que no se atrevería a ponerse ni el mismísimo Rappel?
Christopher Hitchens dijo de la madre Teresa de Calcuta algo que también se le puede aplicar a Bono: que aparentaba ser amiga de los pobres cuando, en realidad, era amiga de la pobreza. Utilizar la miseria ajena para darse aires de grandeza es indignante, y quiero creer que algún día alguien hará callar al bocazas de Bono. Ya empieza a pasar en su Irlanda natal, donde cada vez son más los que le cuestionan. Pero, de momento, su tocomocho sigue funcionando, como demuestra toda esa gente capaz de pasar la noche al raso para poder verle desde el quinto pino a cambio de una pequeña fortuna.
Como bien me sugería mr. Brown, nada mejor para ilustrar este post que este video...