Y seguimos con el especial Azkena Rock. Y lo hacemos con una de las bandas más grandes de la historia del rock, y con un disco que, para mí, está almenos en el Top 5 (por no decir en el Top 3; por no decir en el Top...) de la historia de la música popular. Y me da igual que no supieran tocar, que fueran un invento mercantilista de Malcolm McLaren o debates sobre su mayor o menor pureza punk... la filososfía barata se la dejo a perroflautas, okupas y demás salvadores demagogos de la sociedad contemporánea. Lo único que sé es que cada vez que me pongo este disco sigue sonando igual de fresco, rabioso y atemporal que el día que lo descubrí, hace ya unos cuantos añitos (y es que aquí donde nos véis, los leopardos dejamos de ser cachorros hace un tiempo). De aquellas grabaciones que parece que no les pase el tiempo, y que contiene una ráfaga de 12 balas inolvidables a las que resulta imposible esquivar: 'Anarchy In The UK', 'God Save The Queen', 'Holidays In The Sun', 'No Feelings'... rabia, frustración, crítica social y mucho cinismo de una banda que, quizás, sea tan de mentira como todo aquello a lo que critica, pero que posee actitud, y una capacidad de atracción, afinidad y carisma que muy pocos tienen. A ver quién es el guapo que junta ahora en una misma banda a dos tipos como Johnny Rotten y Sid Vicious... Una banda que convirtió la música en algo peligroso, tanto a nivel físico para los que iban a sus conciertos como a nivel intelectual para la sociedad y las rancias autoridades británicas de finales de los 70. Y que hizo mucho ruido, y quizás sentó los cimientos del actual sistema de márqueting y promoción mediática. Que hablen bien o mal de tí no importa. Lo que importa es que hablen de tí.
La verdad es que era muy escéptico ante la gira de reunión que les está haciendo recorrer medio mundo este año, pero me quedé tan gratamente sorprendido al verlos en el Summercase, que luego no dudé en repetir en el Lokerse Festeen de Bélgica (al que accedí escondido en un maletero junto a una de las leopardas más locas que haya conocido, en el inicio triunfal de una divertidísima noche llena de animaladas punk. Pero bueno, eso ya sería otra historia...). Ahora saben tocar, y Glen Matlock va vestido como el propietario de un yate en Puerto Banús, pero la energía y la mala baba que desprenden sus conciertos 30 años después es encomiable. Y, según qué día tenga el loco de Johnny, quizás incluso puedas llegar a verle el culo (como en esta instantánea exclusiva con copyright leopardo)
COMO LES IGNORES VENDRÁN A TU CASA MIENTRAS DUERMES...
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