viernes, 12 de septiembre de 2008

La resurrección de Metallica


Han vuelto. Hoy se ponía a la venta "Death Magnetic", el noveno disco de estudio de Metallica. He acudido raudo a la Fnac del Triangle para adquirir su versión deluxe (2 euros más cara que la normal, pero me hacía ilusión por el libreto y su particular diseño), y os garantizo que es el mejor álbum de la banda desde el ya muy lejano "Black album" (1991), además de ser uno de mis más firmes candidatos a disco del año.
"Death Magnetic" recupera la inspiración y la dureza de la primera época del grupo, que quedó aparcada en la pasada década. Y no me refiero precisamente al dueto "Load" (1996) y "Reload" (1997), de los cuales me declaro acérrimo defensor, sino a todas las obras posteriores a estos: discos de rarezas como "Garage Inc." (1998), el concierto con orquesta "S&M" (1999) y especialmente el decepcionante anterior álbum de estudio "St. Anger" (2003) . Éste último era un álbum que pretendía ser un retorno a los orígenes (o sea, mucho más duro), pero que a la postre se revelaba un absoluto tostón en el que todos los temas sonaban iguales y no encontrábamos ¡ni un único solo de guitarra! Además, la batería sonaba a lata...
El excelente documental "Some kind of monster" (2004) retrata a la perfección la sequía creativa y la crisis del grupo (que incluso recurrió a un memorable psicólogo), y es de visión obligada para incluso aquellos que no son fans del cuarteto.
Después de tamaño despropósito (en la posterior gira de presentación, apenas tocaron dos temas del mismo), James Hetfield y Lars Ulrich (aquí el buenazo de Kirk Hammet no pinta nada, como se vio en dicho film...) vieron que tenían que cambiar de aires y despidieron a su legendario productor Bob Rock (artífice por otra parte del insuperable "Black Album").
El cambio les ha sentado bien, y de la mano del increíble barbudo Rick Rubin, "Death Magnetic" les ha salido redondo. Son 10 temas largos (el disco sobrepasa los 74 minutos), pero a diferencia de "St. Anger" no se hacen plomizos. Están llenos de cambios, hay solos a puntapala, el bajo de Rob Trujillo es sublime, y la batería de Ulrich vuelve a sonar como es debido. Apenas hay un par de temas lentos, por lo que no es un disco comercial. Y la inspiración esta vez sí que les ha acompañado. No entraré a compararlo con los primeros clásicos, pero a día de hoy es el mejor álbum que podría esperarse de Metallica, y eso es mucho. Seguro que en la próxima gira sonarán la mayoría de sus temas, que combinados con sus clásicos de los ochenta proporcionarán unos shows inolvidables. Ahora solo falta que regresen a Barcelona. Un servidor no faltará.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede que no esperara nada y por eso me ha sorprendido. Pero me está gustando bastante el disco. Algo se vuelve a mover dentro del monstruo.Un saludo.
MANEL

Mr. Brown Blind Leppard dijo...

Caramba, veo que voy a tener que escucharlo... Rick Rubin es un cabronazo resucita-viejas glorias.
Lo que hizo con Cash es de premio Nobel como mínimo.